Lejos queda ya esa imagen intimidatoria de docentes serios que estigmatizaban a los niños, infundiéndoles miedo. Cada persona es un mundo, pero algunos se han propuesto que su labor sea lo más fructífera para los que se topan en su camino.
Así lo ha hecho una profesora de Nueva Jersey, la señorita Langford, que ha preferido motivar a sus alumnos escribiendo mensajes de ánimo en sus pupitres antes de abordar exigentes tareas, como los exámenes.
Utiliza para ello rotuladores que se pueden borrar al terminar la clase, y cada frase está personalizada. Alentada porque los alumnos se sienten inspirados con esos mensajes, Langford prefiere recurrir a métodos positivos como este antes que hacerlo al castigo.
Y, de regalo, para que la tripa no les ruja, esta maestra les prepara junto a cada mensaje un bollo, para empezar bien la mañana y no odiar ni tener miedo a los exámenes.
Así lo ha hecho una profesora de Nueva Jersey, la señorita Langford, que ha preferido motivar a sus alumnos escribiendo mensajes de ánimo en sus pupitres antes de abordar exigentes tareas, como los exámenes.
Utiliza para ello rotuladores que se pueden borrar al terminar la clase, y cada frase está personalizada. Alentada porque los alumnos se sienten inspirados con esos mensajes, Langford prefiere recurrir a métodos positivos como este antes que hacerlo al castigo.
Y, de regalo, para que la tripa no les ruja, esta maestra les prepara junto a cada mensaje un bollo, para empezar bien la mañana y no odiar ni tener miedo a los exámenes.
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